Elfos Warhammer: si bien aparentemente hay tres facciones o culturas élficas, existen algunos matices entre las que habitan el Viejo Mundo. La cronología de Laurelorn refleja este hecho a grandes rasgos. Estos matices hacen que en la práctica sean más de tres.
Todos los elfos comparten entre ellos su gran longevidad, de varios miles de años, su esbelta belleza y naturaleza mágicas, y su carácter emocionalmente intenso y muy sensible. Es esta longevidad y las distintas direcciones que ha tomado su interés emocional en la vida lo que ha dado lugar a tres grandes culuras tan diferenciadas entre sí, más allá de las diferencias culturales que podría haber entre las distintas naciones humanas.
En la cuarta edición de Warhammer JdR tienen los ojos sin iris, de un solo color. En ediciones anteriores de Warhammer sus ojos tenían iris como los ojos humanos.
Los Altos Elfos o Asur
El linaje más antiguo de todos, procedente de Ulthuan. Se denominan asur entre ellos, y en el Viejo Mundo los humanos pueden referirse a ellos como elfos marinos porque Ulthuan es una isla semicontinente al oeste más allá de Albion.
Son orgullosos, y respecto a otras razas esto se torna en arrogancia con frecuencia, y así se los percibe. Detestan especialmente a los enanos, a los que consideran grotescos, insensibles y carentes de gracia. Los asur también son duros e implacables, resultado de los siglos de guerra de civil en Ulthuan que llevaron al nacimiento de los elfos oscuros.
En el Imperio son los elfos que se encuentran más frecuentemente. Aunque la mayoría de ciudadanos imperiales no distinguen entre altos elfos y el resto, lo cual en ocasiones lleva a hacerlos responsables de los saqueos costeros a manos de los elfos oscuros o los ataques en las lindes de los bosques de Laurelorn o Athel Loren.
Existen dos grandes comunidades de altos elfos establecidas de forma estable en el Reikland: una en Altdorf y la otra en Nuln.
Amris Ascualetal es un buen ejemplo del tipo de Alto Elfo que puede encontrarse en el Imperio.
Elfos silvanos, Asrai o Eonir
Muchos clanes (kith) élficos procedentes de Ulthuan establecieron su hogar en los bosques más mágicos y profundos del Viejo Mundo al descubrir las nuevas tierras. Los posteriores siglos de guerra civil en Ulthuan y la siguiente Guerra de la Barba contra los enanos hicieron que se aislaran y se desarrollaran como culturas muy diferenciadas de la cultura de donde provenían en ultramar. Vinculados más o menos a los espíritus del bosque, los elfos silvanos rara vez salen de la espesura y defienden sus fronteras con una fiereza implacable. No obstante esto no ha impedido que unan sus fuerzas a otras razas del Viejo Mundo cuando la amenaza de los pieles verdes o el Caos lo ha sido también para los reinos de Athel Loren o Laurelorn.
Elfos silvanos de Laurelorn, o eonir
Estos elfos silvanos tienen una organización social más compleja que sus primos de Athel Loren, y de hecho la clase dirigente de Laurelorn desciende directamente de los primeros altos elfos que se establecen en el Viejo Mundo. Por esta razón comparten muchos rasgos de los altos elfos a pesar de vivir en las profundidades del bosque. Esto los hace más inclinados al trato comercial y político con sus vecinos de Nordland.
Hay abundante información detallada acerca de los eonir en la Guía de Laurelorn.
Elfos silvanos de Athel Loren, o asrai
El reino de Athel Loren vive muy cerrado sobre sí mismo, con vínculos muy profundos con los espíritus del bosque. Los asrai mantienen un tratado antiguo con el reino de Bretonia para dejar clara la invilabilidad de sus fronteras, y más allá de esto son contadas las ocasiones en que se implican en los problemas que azotan al Viejo Mundo. A pesar de esto, desde que la Profetisa Naith vislumbró el final de Athel Loren, expediciones guerreras asrai se alejan de los bosques y combaten a sus enemigos lejos de sus fronteras.
Elfos oscuros o Drachii
Los elfos oscuros son la facción que a raíz de la guerra civil en Ulthuan se vieron expulsados más al oeste y se establecen en el nuevo reino de Naggaroth. Son egoístas y despóticos, adoradores principalmente de Khaine, el Dios del Asesinato. Ven al resto de elfos y razas como seres débiles, y por ello se sienten con derecho a tomar lo que desean y someter a su voluntad todo cuanto encuentran. Esto hace que su inclinación a la maldad sea natural, y se exprese en términos que parecen desproporcionados incluso a los cultos del Caos.
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